La Payunia
Esta gran reserva ocupa una superficie de 450.000 has. Para recorrerla es obligatorio contratar un guía en Malargue, quien además podrá interiorizarte de detalles que para un simple visitante pasarían inadvertidos. El otro inconveniente de recorrerlo sin compañía es el peligro que supone sufrir un inconveniente con el vehículo en medio de la reserva.
Los paisajes que pueden contemplarse parecen de otro planeta (fijate las fotos que acompañan este relato). Extensas planicies de lava con conos volcánicos, con cumbres achatadas y cretiformes, alineadas en grupos o independientes una de otras. Se destacan extensas coladas de basalto y campos de piroclastos de diversos colores, que datan de épocas geológicas muy recientes.
La reserva es también un refugio de muchas especies de la fauna autóctona, como guanacos, zorros, choiques y algunos reptiles endémicos. No es raro encontrarse con grandes grupos de guanacos que detienen su marcha para observar con curiosidad pero con mucha precaución a los visitantes humanos.
Existen formaciones de solupal en las cumbres más elevadas (cerros Nevado, Payún, Payún Matru) y pastizales en las estribaciones del Nevado. En la estepa arbustiva de la Payunia predominan los solupales, que hacia el oeste se van transformando en el erial de vegetación en montículo. Además del solupe, se encuentran jarrillas, molles y pichanillas.
Para recorrerla, es preciso contar con un día entero y un vehículo de tracción integral, ya que los grandes arenales pueden hacer imposible la marcha a un vehiculo convencional.