La Cumbre
Apenas unos años atrás, la típica y tranquila villa que albergaba en forma modesta pero refinada el ambiente más selecto del turismo argentino, fue abriendo sus brazos a todos los amantes de una calidad de vida distinta. Con sus mansiones y casonas de veraneo, sus hostales y hosterías, sus paseos privados y reparadores, el lugar es hermoso: un paisaje romántico y relajado, recogido entre la Naturaleza.
Historia: La historia nos remonta a 1585, fechas inciertas pero que ya descubrían un sitio encantado, y luego comienza el empuje colonizador con la llegada del ferrocarril inglés a principios de siglo XX, el asentamiento de familias británicas pone el toque europeo y de arquitectura tudor a la construcción, ensamblando Naturaleza y Civilización. Sin estridencias ni pretensiones, discretamente pero con seguridad, La Cumbre ofrece lo mejor. Y cada vez son más los que aseveran este concepto.
Donde: La Cumbre dista 94 Km. de la Ciudad de Córdoba, por ruta provincial 38 Norte, haciendo honor a su nombre, en lo más alto de las Sierras de Valle de Punilla, bajo un cielo diáfano, azul y con unos de los microclimas mas ambicionados del planeta, a casi 1.200 msnm, se adueña de cada una de las estaciones del año, con nieves en invierno, rojizos otoños, veranos calientes y noches frescas y una primavera que estalla en colores.
Qué hacer: Como si descansar y relajarse fuese poco, La Cumbre brinda actividades y circuitos inolvidables; desde el renombrado Museo Casa de Manuel Mujica Lainez y sus alrededores, hasta las cabalgatas mas aventureras, el Golf Club, la práctica de parapentes en Cuchi Corral, y los paseos por El Pungo, la plantación de lavandas, el Cristo Redentor, el dique San Jerónimo y tantos otros por descubrir.
Te sugerimos un juego: en lugar de pasar horas juntando las hojas secas del castaño y del nogal, dejalas tranquilamente donde estaban. Abandoná la idea de que se trata de residuos vegetales de ínfima calidad que conviene extirpar rápidamente, y fijate en sus colores maduros, en sus formas seductoras. Mirá el contraste magnífico que hacen sobre el césped, y como las trae y lleva el viento del otoño. Caminá sobre ellas arrastrando tus pies. Sentís que volviste a la infancia??? Pues de eso se trata...
Es reconfortante; esa sutil sensación de entrar en un lugar exclusivamente propio, lleno de vida, donde se respira un aire conocido; donde la hospitalidad de la gente de La Cumbre abraza a cada visitante. En ese espíritu están la belleza, la magia, tranquilizadora y hermosa.