Los 3810 metros de elevación lo convierten en el lago más alto del mundo. Sus tranquilas y misteriosas aguas son compartidas por Perú y Bolivia, los cuales son hogar de los pueblos Quechua y Aymara. Las excursiones hacia las islas flotantes de Uro y las deshabitadas islas de Taquile y Amantan salen de Puno