5 conversaciones. Viendo del 1 al 5 1
Fue hasta aquí la mañana mas frías, el auto tenía sobre sí una capa de escarcha, ha nevado en los cerros, nos dijeron en la hostería.Salimos de Salta por RN 68, camino a Cerillos (15 km.), La Merced (24 km.) y El Carril (36 km.), transitando el Valle de Lerma con sus campos de cultivos de tabaco, pimientos y porotos; y las viejas estufas de adobe que aún se usan para el secado de aquel. Allí, en El Carril giramos a la derecha por la RP 33, por unos 10 km. de pavimento con paisaje de frondosa vegetación, plagada de laureles, pasamos por Chicoana (a 47 km. de Salta) donde se realiza la anual Fiesta del Tabaco, principal cultivo de la zona; seguimos luego hasta las quebradas de Los Laureles y Escoipe (donde se filmó la película “La Guerra Gaucha”). Es una zona de vegetación casi selvática.Por un camino de ripio consolidado y luego de 40 km., llegamos a El Parque Nacional Los Cardones.En seguida se sube desde el paraje Maray por la espectacular Cuesta del Obispo, así llamada porque Monseñor Cortázar, máxima autoridad eclesiástica de Salta viajaba a Cachi en 1622 y debió pernoctar en la mitad de la subida. Antiguamente también se la llamó “Cuesta de la dormida del Obispo”. Esta Cuesta, que conecta el Valle de Lerma con el Alto Valle Calchaquí, no se asfalta (dicen) por la existencia de una falla geológica visiblemente reconocible de color amarillento,Tiene una extensión de 20 km. y a poco de andar comenzamos a encontrar nieve, primero algunos resabios en las sombras, luego mas y mas, entonces nos detuvimos, allí Valentina tuvo su primer contacto con ella, los chicos jugaron y nosotros también.Casi llegando a la cima de la cuesta, después de La Herradura, un desvío hacia la izquierda, de roca y piedra colorada desciende abruptamente hacia El Valle Encantado por un camino en buen estado de transitabilidad. Es un lugar cuyo nombre es fiel reflejo del paisaje que lo habita. Un arroyo ha socavado durante miles de años serpenteando en la pradera, hay lagunas y extrañas formaciones. Caminamos y trepamos en la quietud del silencio, hacía frío, un frío seco, por allí un zorro colorado, luego otro, enseguida una especie de cuis, pero más grande. Las formaciones rocosas rojizas, la nieve blanca y el cielo azul intenso nos cobijaban en un vallecito de ensueño. En algún momento apareció el Guardaparques Marcos Bulacio, quien se ofreció para guiarnos hasta una cueva con pinturas rupestres, en el camino, su ojo agudo y entrenado nos mostraba las huellas dejadas sobre el suelo nevado por la fauna que habita la región. Es posible encontrarse con pumas y otros animales salvajes, pero la presencia del hombre los ahuyenta aunque, como dijo Marcos, por ahí están, aunque no los veamos, por ahí están.Retornando al camino que nos conduce a Cachi, tuvimos la fortuna de avistar y fotografiar cóndores. Enormes, suaves, majestuosos, y para nosotros un regalo genial.A 6 km. de Piedra del Molino pasamos por Cachipampa, el camino se interna por un vallecito de laderas suaves y pastizales para luego abrirse, viéndose una cuenca cerrada y la Laguna Hervidero, formada por las lluvias estivales, y donde suelen haber guanacos pastando, aunque no en esta ocasión.El punto mas alto del recorrido es Piedra del Molino a 3348 m.s.n.m. y a 93 km. de Salta (hay una piedra de granito, cuyo origen se desconoce). Por la altura y la ausencia de reparos, el frío y el viento hacen sentir su rigor.Continuando divisamos a nuestra izquierda el Nevado de Cachi (6.720 m.s.n.m.), estamos transitando sin dudas uno de los caminos de montaña mas bellos de la argentina.Descendiendo por la recta Tin Tin, hoy pavimentada, que fuera parte del camino de Los Incas, nos escoltan majestuosos cardones en ambas márgenes. Si bien recomiendan detenerse y pararse junto a ellos para apreciar el tamaño de dichos ejemplares, personalmente me impactaron más por su tamaño los que vimos en los Valles Calchaquíes Tucumanos.Las referencias históricas indican que la recta habría sido obra de los nativos, quienes para su traza, encendían fogatas a modo de jalones.En Payogasta se toma la Ruta 40, la mística Ruta 40, hacia la izquierda, que en 10 km. nos llevó hasta el típico poblado de Cachi, que en Quéchua significa “sal” y en Kakán “la más antigua” y que se encuentra a 2.280 m.s.n.m., un bálsamo para el espíritu, leí por allí, a los pies del colosal nevado. En pleno Valle Calchaquí se sitúa perdida en el tiempo en la unión de los ríos Calchaquí y Cachi, este poblado blanco y limpio de callecitas de piedra.Estacionamos a metros de su Plaza, a la que se ingresa a través de arcadas hechas en piedras y cercada por pircas también de piedras del lugar, emulando viejas construcciones de los indios “Chocoanas”. En ella una Feria Artesanal con tejidos de buena calidad, cerámicas y tapices hechos a mano. En frente la Iglesia San José, de estilo Neogótico, que comenzó a construirse en el siglo XVII, es de adobe, con tres campanas en su espadaña y con su techo de cardón, igual que su confesionario. A un costado, el Museo Arquelógico con objetos de cerámica de los indios Pulares, pero increíblemente cerrado a partir de las 13,00 hs. los fines de semana.Hay un Mirador a 1 km. por calle De Los Ríos, hacia el oeste, cruzando el Cachi, junto al Cementerio de altura, y a solo unos metros como extraída de otra postal, una pista de aterrizaje de aviones.Han pasado un par de horas del medio día, en la esquina de Guemes y Zorrilla, casi frente a la plaza, el Bar Virgen de Luján, pero mas conocido como el “Bar del Zapallo” con sus desvencijadas sillas y mesas en la vereda y también en la calle, nos sirven para un almuerzo de asado preparado a la vista.A los postres, Aldo Mamani (El Zapallo), mozo y asador insiste en que probemos las “peras en almíbar” y el “dulce de cayote” hechos por su madre. Acertadamente, aceptamos.De ahí salimos hacia Cachi Adentro, a solo 6 km., una bella y fértil hondonada cruzada por los ríos Cachi, Las Arcas y Las Trancas, con sus caseríos de otro tiempo. En una almacén llamado “El Negrito” donde no quedaban masitas dulces para la merienda, me reencontré en sus estantes con fósforos de cera “Ranchera”.Me habían recomendado llegar hasta las Ruinas Las Pailas a 16 km. por un camino en regular estado, para observar ruinas y minas muy antiguas, donde con suerte, se pueden encontrar puntas de flechas y otros elementos, pero también me habían recomendado bajar de Cachi, no mas allá de las 16,30 hs., ya que si te sorprende “la nublada” en la montaña, el tiempo de regreso hay que multiplicarlo por cuatro o por cinco tal vez.Decidimos entonces, volver.Un reparador baño, a cenar y disfrutar de la excelente música, del Boliche Balderrama, ese icono del folcklore nacional, muy especialmente de un grupo llamado “Amanecer” y en particular de la especial voz de Marcos. Reaparecía esa noche, sorpresivamente, dijeron, Juan Balderrama detrás de la barra, luego de un grave accidente automovilístico, por el que debiera permanecer, por meses, internado y en el que perdiera la vida un músico de la casa.Cecilia y Nicolás (los músicos de la familia) bailaron “carnavalitos” en la sala y en el mismo escenario. Una hermosa e inolvidable velada, lástima algún inescrupulosos mozo que poco favor le hace a la casa.
Hola, impresionante el relato, muy bueno. En unos días estaremos por allí (desde Bahía Blanca), matrimonio con bebé de 8 meses, así que me gusta leer un poco porque no se bien como nos vamos a arreglar...
Hola Kar, gracias por tus conceptos. Qué tal el viaje ? .... Supongo que para volver, no ?
De casualidad que lei este relato y me pareciò majestuopso.Estoy al filo de viajar al norte y me maravollò tu descripciòn tanto cultural como geogràfica de tu recorrido...se ve que tenès conocimientos
Gracias roberto73. Este año volví al norte (y a Cachi) pero con otro itinerario. Cualquier consulta, a tus ordenes.