Ñirihuau, el rincón paradisíaco que crece en la estepa
El paraje pertenece al Municipio de Dina Huapi, a unos 15 kilómetros de Bariloche. Los nuevos habitantes, de clase media, se fusionan con los antiguos pobladores, vinculados al campo.
Históricamente fue un pueblo rural. Dueño de una belleza paisajística atrapante, a solo 15 kilómetros de Bariloche. En los últimos años, Ñirihuau se convirtió en el refugio de gran cantidad de familias decididas a escapar de los trastornos de las grandes ciudades, en busca de paz y tranquilidad.
Poco a poco, los vastos loteos de esa zona fueron subdividiéndose en fracciones más pequeñas donde hoy se levantan casas modestas y otras no tan sobrias. Rodeadas de unos pocos álamos que no alcanzan para contener el viento de la estepa patagónica.
Las nuevas construcciones sobresalen de las casas de los antiguos pobladores (la mayoría, vinculados al campo). Estiman que hoy unas 300 personas viven en Ñirihuau, el poblado que pertenece al municipio de Dina Huapi.
Pese al crecimiento poblacional, la gente aun saluda a los desconocidos que circulan por los senderos rodeados de cardos y margaritas. Y de tanto en tanto, aparece algún jinete. De fondo, asoma la cordillera.
Ñirihuau fue el primer barrio rural de la zona. Hace unos años, la estancia El Cóndor loteó parcelas grandes y así empezaron a surgir nuevas viviendas. Muy bien construidas. Pero aun hay familias muy tradicionales que viven en la mismas condiciones.
Con las recientes radicaciones de profesionales, comerciantes y empleados estatales, cambió el perfil del lugar y el valor de la tierra aumentó pese a que aun no cuenta con servicios.
El paisaje junto al río Ñirihuau es inmejorable. Al agua que serpentea rumbo al Nahuel Huapi, se suma un puente ferroviario por donde pasa el Tren Patagónico y otro vehicular que comunica con el camino rural que parte de Bariloche.
El interés que despierta este lugar en temporada estival lleva también a incumplir las normas locales. Si bien está prohibido acampar, algunos turistas y barilochenses quiebran los límites y se establecen a orillas del río.
Más allá de los ruidos y la basura que son el blanco de las críticas de los locales, muchas veces, a los residentes les sirve para llevar a cabo alguna actividad comercial.