Las Grutas para todos los gustos
Una recorrida por playas solitarias y concurridas, excursiones, ferias y escapadas cercanas.
Las vacaciones en Las Grutas pueden ser mucho más que sol y playa. Por eso, los que lleguen en febrero y quieran armar un plan familiar o compartirlo entre amigos, tendrán una inagotable variedad de experiencias y lugares por descubrir. Desde rincones costeros hasta excursiones imperdibles. Acá te sugerimos, día por día, lo que podés hacer para vivir una semana inolvidable.
Recorrer las playas del centro es un paseo obligado para conocer a fondo las propuestas que el destino ofrece a pasitos de la peatonal. Desde el acceso norte, que reúne balnearios como La Rinconada y Terraza al mar, hasta las bajadas Los Acantilados, La Rueda y las que se extienden desde la 1ª hacia la 7ª, que es la última que despliega sus encantos.
En la primera, además, pueden verse las grutas que le dan nombre al balneario, unas cavernas naturales que posee el acantilado, y que se encuentran antes del sector en el que se ubica el parador. En algunas de las bajadas, además, hay una suerte de piletas labradas en la restinga, que es la superficie de piedra que conforma el lecho marino. El agua de mar queda acumulada en ellas, y esto asegura que, aún con marea baja, siempre haya lugares para darse un baño. O para que jueguen los más chicos, porque tienen poca profundidad.
También hay que conocer los balnearios que se extienden al sur. Salvo Piedras Coloradas, ubicada en esa dirección a 5 km del centro, los otros sectores no poseen paradores ni servicios. Ninguna cuenta con presencia de guardavidas. Lo qué si tienen es una naturaleza agreste y casi virgen que invita al relax.
Desde Coloradas, una sucesión de sitios sin señalizar (Morella, Los chañares, El Buque, El sótano) se despliegan hasta llegar a Fuerte Argentino, una inmensa meseta que se recorta nítida contra el horizonte. Los caminos para esos balnearios son de arena y ripio, por eso es necesario contar con vehículos adecuados.
Si ya se recorrió por tierra Las Grutas, nada mejor que avistarla desde el mar, “metiéndose” en ese paisaje que enamora. Los paseos embarcados que ofrecen varios prestadores permiten recorrer el frente costero del balneario o ir más allá, uniendo, por agua, los tres puntos de la Bahía San Antonio (SAO, Las Grutas y el Puerto San Antonio Este).
Además, se pueden ver de cerca los animalitos que tienen su hábitat aquí. A saber, delfines comunes y oscuros, lobos marinos de uno y dos pelos, pingüinos y una diversa avifauna. Una aventura imperdible.
La noche también tiene su encanto en la villa. La peatonal se llena de ritmo y del color que proponen los artistas callejeros, y a cada paso hay algo nuevo para descubrir. Y la feria de artesanos que funciona en la primera bajada.
En San Antonio Oeste, la ciudad cabecera que queda a menos de 15 km de Las Grutas, la propuesta costera suma el encanto del muelle, en el que operan algunos barcos y lanchas de pesca artesanal. Además, existe una parte inactiva, donde están fondeadas antiguas embarcaciones que ya no salen al mar. Para descubrir y pasar una hermosa jornada, se destacan balnearios como Punta Verde, La Mar Grande y Los Tamariscos. Es imprescindible recorrer las playas del puerto San Antonio Este que ofrece la villa pesquera ubicada a 65 km por ruta 3. Allí se destacan La Conchilla, ese paraíso en el que la arena está tapizada por caracoles blancos.
También se puede visitar Punta Villarino, donde existe una colonia de lobos marinos, y las playas del Mirador Norte.
Si vimos Las Grutas desde todos sus ángulos, nada mejor que despedirnos mirándola desde el aire. El aeródromo Antoine de Saint Exupéry ofrece vuelos de bautismo que nos permiten llevarnos una postal distinta del lugar. Hay paseos más cortos, que sólo recorren el balneario, o recorridos largos que permiten vislumbrar, como si fuéramos pájaros, el golfo San Matías en su plenitud, para enamorarnos, desde las nubes, de un paisaje único.