El Águila, como la llaman los lugareños, fue en sus orígenes la casa (refugio predilecto) de Natalio Michelizzi, un pionero en esta peculiar forma de construcción. Su proyecto fue realizado por Juan Torres con medios artesanales. Los enormes ojos son las ventanas de la sala de estar, desde la cual se observa directamente el mar abierto. Es fácil sumergirse en la paz de este lugar al contemplar el horizonte a través de esos ojos, alejados del mundo, escuchando apenas el murmullo del mar. Sin duda, este lugar místico constituye un imperdible para quien se acerca a la costa de Atlántida, en las playas de Villa Argentina