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Una odisea de acuerdos no cumplidos, malestar y pésima atención de los dueños. Viajamos en febrero sin reserva, por 9 noches. Acordamos 110 reales por noche y nos alojaron en la habitación Suite Standart hasta que se desocupara una cabaña. Un espacio mínimo, sin privacidad respecto de las demás habitaciones (4) del pasillo frontal; baño con sanitarios viejos; escasos utensilios de cocina, deficiente servicio de WIFI. Al día siguiente nos ofrecieron la cabaña “La polvareda” para 8 personas, ya que no disponían de otra opción. Nos subió el precio a 140 reales y aceptamos. El acuerdo con la dueña fue pasar el resto de la estadía en esa cabaña. Descripción de cabaña “La polvareda”: la habitación principal para parejas tiene un fuerte y repulsivo olor a madera vieja y húmeda, por lo que tuvimos que perfumar el lugar constantemente. Ocurría lo mismo con el resto de los ambientes. Además tuvimos que comprar repelente para insectos porque el lugar se inundaba de bichos y mosquitos ya que no disponía de tela mosquitera en las ventanas. El ático es inhabitable: más húmedo, caluroso y muy pequeño con 2 camas cuchetas (no es para 4 personas como afirman los dueños). A la tercera noche de nuestra estadía llegaron dos familias de argentinos, también sin reserva confirmada. La dueña se acercó a pedirnos que por favor le cediéramos la cabaña a estas familias para que pudieran alojarse juntas y a cambio nos ofreció trasladarnos a una habitación de mejor calidad “Bungalow Bangkok” al mismo precio. Comprendiendo las necesidades de los hospedantes y a modo solidario, accedimos a la propuesta, pese a que significara otro armado y desarmado de maletas. El acuerdo fue que los dueños se encargarían por la mañana de trasladar nuestras pertenencias a la cabaña Bangkok. Esa tarde, cuando llegamos de la playa (que quedaba a 25 cuadras a pie, es decir, nada cerca de la posada) nos encontramos con que nuestra pertenencias estaban en la habitación “Suite Master” (buena habitación, asador y pasillo compartido) y sin podernos quejar con la dueña porque no aparecía. Sin mucha opción, pasamos la noche allí a la espera de poder hablar con la dueña al día siguiente. Ella nos indica de mala manera que era la única opción y que si no nos gustaba podíamos retirarnos (difícil encontrar alojamiento en otro lugar por solo 3 o 4 noches). Pero nos puso otra condición (por su mala organización de reservas):.La última noche debíamos trasladarnos a la cabaña “Agroduby”. Pero ¡oh sorpresa! ¿dónde creen que pasamos la última noche?, nuevamente en la habitación mas pequeña y fea de la posada la “Suite Standart”. La propietaria (oriunda de Buenos Aires) es una persona desagradable, mentirosa y mal educada. En todo momento nos trataba como si nos estuviera haciendo un favor, como si nosotros no pagáramos lo acordado previamente, dejando claro que lo único importante para ella era el dinero y no la atención y el disfrute nuestro. Cuando necesitaba que le hiciéramos el favor de dejarle la cabaña donde estábamos (para beneficio de ella) nos trataba de maravilla. No se puede abonar con tarjeta, ni debito ni crédito. Tuvimos que hacerlo pagando una deuda suya en una ferretería. No hay servicio de ropa blanca en ningún caso, tema que no nos advirtieron antes del acuerdo. El desayuno no es como se muestra en la foto. La posada está muy lejos de la playa.